Un día normal y corriente, te levantas de la cama, te vistes, desayunas y sales de casa; vas al trabajo y llega una persona que quiere verte. Vas tan seguro de ti mismo y te tropiezas con el cordón del zapato o se te tuerce el tobillo por culpa de los tacones. Sigues y te encuentras a la persona más increíble de este mundo, la miras de arriba a bajo, te frotas los ojos y sientes como si la heroína entrara por tu sistema; ves lo invisible, lo improbable, la belleza extrema. En ese instante te habla, dulce voz, como no. Sientes un pinchazo primero en el brazo izquierdo y luego en el pecho, lo notas muy dentro de ti, crees que el corazón se te va a salir, no sabes la razón pero en cuento esa persona se despide de ti se para. Te alejas, vuelves la vista para comprobar si sigue allí, pero ya no está y lo único que deseas en ese momento es despertar la mañana siguiente y volver a ver su cara, volver a tener un día tan perfecto como ese, y es entonces cuando te percatas de que has pasado de ser alguien invencible a ser un débil, has tenido un accidente, te has drogado, has sufrido un ataque de corazón y finalmente te has enamorado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario